La gestión de proyectos es un proceso continuo. Este proceso requiere de una estrategia global, apoyada por herramientas de trabajo que incrementen la productividad. El propósito de planificar y controlar es proveer una propuesta uniforme para el desarrollo y la administración de los proyectos. Los planes
deben apoyar los niveles estratégicos, tácticos y operacionales de las organizaciones con el fin de alcanzar las metas corporativas de largo, mediano y corto plazo.
A
través del ciclo de vida de un proyecto, se conforman dos
categorías de actividades a realizar y que se encuentran
directamente relacionadas: las actividades de gestión y las
actividades de desarrollo del sistema.
Las actividades de gestión son aquellas relacionadas con la
administración de las organizaciones, personas, sistemas y
procedimientos comprometidos en el proceso de planificación y
construcción del sistema. La planificación del proyecto, junto
con las actividades de control, es iterada para cada fase del
proyecto y proveen de la estrategia de administración con la
cual las actividades de desarrollo del sistema son estimadas,
programadas y ejecutadas.
Las actividades de desarrollo del sistema se centran en el
desarrollo mismo. Las metodologías de desarrollo están
típicamente organizadas en distintas fases, agrupadas en áreas
funcionales de estudio, diseño y construcción, basadas en una
estructura de partición del trabajo.
La administración y planificación de proyectos requiere de la
integración de dos modelos implícitos de trabajo, usualmente no
reconocidos: el modelo de administración y el modelo de desarrollo.
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