3.1.1 Resiliencia
RESILIENCIADesarrollar resiliencia, la capacidad para afrontar con éxito la adversidad, el trauma, la tragedia, las amenazas o incluso fuentes importantes de estrés, puede ayudar a manejar el estrés y los sentimientos de ansiedad e incertidumbre. Sin embargo, que los niños sean resilientes no significa que no experimentarán dificultades o angustia. El dolor emocional y la tristeza son comunes cuando tenemos un trauma de importancia o una pérdida personal, o incluso cuando nos enteramos de la pérdida o trauma de otra persona.
Habla con tus amigos e incluso con tus padres. Entiende que tus padres pueden tener más experiencia en la vida que tú, incluso si parece que nunca fueron jóvenes. Pueden temer por ti si estás atravesando momentos realmente difíciles y puede costarles más que a ti hablar sobre el tema. No temas expresar tu opinión, incluso si tus padres o amigos tienen un punto de vista opuesto. Formula preguntas y escucha las respuestas. Intégrate a tu comunidad, ya sea como parte de un grupo de la iglesia o de un grupo de colegio secundario.
Cuando algo malo sucede en tu vida, el estrés de lo que estás atravesando puede agudizar las tensiones cotidianas. Tus emociones pueden de por sí estar alteradas debido a las hormonas y los cambios físicos. La incertidumbre durante una tragedia o trauma puede hacer que estos cambios parezcan más extremos. Prepárate para esto y sé menos exigente contigo y con tus amigos.
Haz de tu habitación o departamento una "zona de tranquilidad". Esto no significa que nadie pueda entrar, sino que el hogar debe ser un refugio libre de estrés y ansiedad. Sin embargo, entiende que tus padres y hermanos pueden tener sus propias tensiones si algo grave acaba de suceder en tu vida y pueden desear compartir contigo más tiempo de lo habitual.
Pasar tiempo en las instalaciones del colegio secundario o la universidad significa tener más opciones; por lo tanto, deja que el hogar sea tu constante. En períodos de mucho estrés, planifica una rutina y cúmplela. Puedes estar haciendo toda clase de cosas nuevas, pero no olvides las rutinas que te hacen sentir bien, ya sea las cosas que haces antes de clase, salir a almorzar o sostener una conversación telefónica con un amigo por las noches.
Asegúrate de cuidarte física, mental y espiritualmente. También asegúrate de dormir. Si no lo haces, puedes estar más malhumorado y nervioso en un momento en que necesitas estar animado. Muchas cosas suceden a nuestro alrededor y te va resultar difícil enfrentarlas si estás muerto de sueño.
Incluso en medio de la tragedia, puedes avanzar hacia tus metas dando un paso pequeño a la vez. Durante un momento realmente difícil, es posible que nada más que levantarte e ir a la escuela sea todo lo que puedas hacer, pero aun lograr esto puede ayudar. Los malos momentos nos hacen sentir fuera de control, recupera parte de ese control tomando una acción decisiva.
La tragedia puede provocar una serie de emociones conflictivas, pero a veces, es simplemente muy difícil hablar con alguien sobre lo que sientes. Si hablar no funciona, haz algo más para captar tus emociones como comenzar a escribir un diario o recurrir al arte como medio de expresión. Es tiempo de revisar la presentación para que puedas entender más del tema.
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