3.1 Desarrollo Económico de los Pueblos Indios y Tenencia de la Tierra

 

A partir de la Segunda Guerra Mundial, el concepto de desarrollo se ha concebido a menudo en términos estrictamente económicos. Se consideraba que seguía un proceso evolutivo que comenzaba a partir de los proveedores de productos básicos, a través de la acumulación de capital para la industrialización, lo que, a su vez, conducía a la urbanización y la "modernización". Los paradigmas de desarrollo de la modernización y la industrialización a menudo han tenido como resultado la destrucción de los sistemas políticos, económicos, sociales, culturales, educativos, sanitarios, espirituales y en materia de conocimientos así como la extracción de sus recursos naturales. Entre los ejemplos concretos de la desconexión entre los paradigmas de desarrollo dominantes y los pueblos indígenas cabe citar:

  • Las sociedades de los pueblos indígenas a menudo han sido consideradas "retrasadas, primitivas e incivilizadas", donde se considera que su "asimilación al llamado "mundo civilizado" es equivalente a su desarrollo.
  • Se entiende que las culturas y los valores de los pueblos indígenas contradicen los valores de la economía de mercado, tales como la acumulación de beneficios, económicos, el hiperconsumo y la competitividad. Se considera que los pueblos indígenas constituyen "obstáculos" al progreso porque sus tierras y territorios son ricos en recursos y los pueblos indígenas no están dispuestos a disponer libremente de ellos.
  • En muchos países, la historia y la práctica continua de asimilación han tenido como resultado políticas públicas que han excluido a los pueblos indígenas y que son discriminatorias con respecto a sus culturas e identidades.La búsqueda de crecimiento económico a toda costa no sólo es destructiva para los pueblos indígenas sino también para el resto de la humanidad y para el planeta. El foco en el producto interno bruto como medida principal de progreso ha distorsionado el verdadero significado del progreso y el bienestar. Por ejemplo, el daño a los ecosistemas, la pérdida irreversible en diversidad biológica y la erosión de la diversidad cultural y lingüística y de los conocimientos indígenas tradicionales no se tienen en cuenta en el balance general. Rara vez se utilizan esos indicadores ecológicos, culturales, sociales y espirituales que proporcionan medidas más completas de las situaciones nacionales y mundiales.

La magnitud del imperio mexica requirió una poderosa organización económica con capacidad para satisfacer las necesidades materiales de la población, su base principal era la tierra, por lo que las formas de propiedad de la misma tuvieron gran importancia. En el siguiente cuadro encontrarás la información sobre las principales formas de tenencia de la tierra.

Forma de tenencia

Características

Tierra de los Calpullis

Los miembros del callpulli tenían la obligación de trabajar la tierra y de pagar tributos, se podía heredar a los descendientes pero no se podía vender.

Tierra de las instituciones

Dedicadas al sostenimiento de los templos, gastos de guerra, gastos del gobierno del gobierno y del palacio real.

Tierras de los gobernantes y de la nobleza. Pillalli y tecpillalli

Tierras que tenían en su haber los nobles y los soberanos, mismas que se podían regalar o vender y heredar libremente.

El comercio fue otra actividad económica importante en la sociedad mexica y su crecimiento estuvo siempre ligado al poderío militar, de esta manera, no sólo se fortalecieron las instituciones o grupos que la practicaban, sino también garantizó el abasto de mercancías a la capital del imperio. Esta actividad se practicó en dos modalidades, el comercio local a través del mercado o tianguis y el comercio entre las diferentes regiones de Mesoamérica dirigida por los pochtecas. Esta última modalidad incrementó el poder de los mexicas y se convirtió además en un mecanismo para difundir su cultura en toda el área que dominaban.

Otra característica del imperio mexica fue el uso de la guerra como medio para sojuzgar a los pueblos, pero sobre todo, para obtener riqueza a través del cobro de tributos que consistían principalmente en alimentos, telas, metales, pieles y armas, entre muchas otras cosas.

Otro elemento que permitió la consolidación del imperio mexica fue la bien estructurada organización política, que tenía como unidad principal la ciudad-Estado y como jefe principal al Tlatoani, quien era el encargado del gobierno, de los asuntos de guerra y de la justicia. En orden de jerarquía le seguía el administrador supremo; ambos recibían el apoyo de un conjunto de doce personas llamado Tlatocan. Otros miembros claves en la organización política mexica eran los jefes de los callpullis, principal unidad tributaria administrativa.

En un pueblo donde el ideal era la guerra, el ejército jugó un papel importante para sostener a las instituciones, al frente de esta estructura estaba el general en jefe o Tlacatecuhtli y el honor supremo para los guerreros era el ingreso en las órdenes de los caballeros águila y de los caballeros tigre.

En el terreno de la organización social, el pueblo mexica estaba dividido en diferentes clases sociales, estas eran: los pillis o nobles, los sacerdotes, los guerreros, los pochtecas y los macehuales. Al grupo de los pillis o nobles pertenecían los gobernantes, los oficiales del ejército y los funcionarios encargados de la administración pública.

Los sacerdotes era otro grupo social de gran prestigio por el papel que jugaban como intermediarios entre los dioses y los hombres y por ser los indicados para registrar la cuenta de los días.

 

 

Dentro de la escala social, los pochtecas eran también una clase poderosa y se especializaban en el comercio, unos se dedicaban a la compra y venta de esclavos, otros tenían como función ser mercaderes-espías en quienes recaía la seguridad del gobierno. En la parte inferior de la pirámide social se encontraban los macehuales, campesinos o artesanos obligados a pagar tributo. También formaban parte de esta clase social los esclavos, personas que adquirían esta condición por deudas, porque se vendían voluntariamente, por algún delito cometido o por ser prisionero de guerra.

Con relación a las manifestaciones culturales, se debe tener claro que el Estado mexica logró sintetizar y hacer un uso práctico del pensamiento religioso mesoamericano. Creían en las fuerzas de la naturaleza (agua, viento, sol, etc.) para quienes tenían dioses específicos y en torno a ellos crearon diversas actividades que iban desde realizar ritos, ofrendar regalos, hasta sacrificios humanos, todo con el propósito de que brindaran protección a los hombres.

En la medida en que la religión se convirtió en un aspecto vital para salvaguardar la vida social, económica y política del imperio, los sacerdotes, intermediarios entre los dioses y los hombres, se vieron en la necesidad de elaborar el marco ideológico, en el que destaca la concepción del universo. Así los mexicas creían que cuatro mundos o soles habían precedido al que les tocó vivir y que los mundos eran una sucesión ininterrumpida pero transformada a partir de cataclismos.

Otro elemento importante en la visión del mundo en los mexicas fue el manejo del tiempo a través de dos tipos de calendarios: el civil o Xiuhmolpilli, organizado en 18 meses de 20 días cada uno, más 5 días nefastos, sumando 365 días. El otro calendario era el tonalpohualli o religioso, estructurado en trece meses de 20 días cada uno y entre otras funciones que tenía, pronosticaba tiempos felices o desdichados para los hombres.

Para el registro de sucesos importantes los mexicas utilizaron la escritura pictográfica e ideográfica grabada en papel o piel de venado, los códices que aún se conservan son el mejor ejemplo de ello.

Por último, es necesario señalar que los mexicas fueron grandes arquitectos y destacados escultores. En arquitectura sobresalen las grandes plataformas, los muros con talud y amplias escalinatas. En cuanto a la escultura, trabajaron piezas de gran tamaño que representan a dioses, mitos, reyes y hazañas militares, los mejores ejemplos son las imponentes representaciones de la Coatlicue, la Coyolxauhqui, el calendario azteca o piedra del sol y la piedra de Tizoc. Arquitectura y escultura están asociadas a componentes simbólicos y relacionados con su universo mágico religioso.